Mateo 6:5 “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.”
REFLEXIONEMOS:
Un joven profesional estaba esperando para entrar a una reunión, cuando escuchó unos pasos en el pasillo.
Pensando que podía ser un cliente potencial, levantó el teléfono y pretendió estar atendiendo una llamada muy importante.
Para entonces, la persona se había acercado al escritorio y el joven le preguntó: “¿En que le puedo ayudar?” El hombre respondió: “Soy de la compañía telefónica y he venido a conectar su teléfono.”
La oración es similar a esto. Las oraciones que captan la atención de nuestro Salvador son aquellas que emanan del corazón y no de la cabeza para que los hombres las escuchen.
Las oraciones que se hacen para impresionar a otros son una conversación individual, un monólogo sin valor delante de Dios.
No finja, a Dios, quien es el que usted quiere agradar, no lo impresionan sus palabras, él ve su corazón.
HAGAMOSLO PRACTICO:
Encuentre un lugar tranquilo en su hogar en donde pueda tener un momento de comunión diaria con el Señor. Él le esperará ahí.
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