Muchos de nosotros en mas de alguna ocasión por muy santos que seamos o pretendamos ser nos a llegado la hora de hablar de alguien. Ya sea para construir o para destruir, aunque a veces digamos que no le hacemos daño a nadie con nuestros comentarios, y en otras digamos que es un simple desahogo familiar o entre amigos la verdad es que critica es critica.
Como seres humanos tendemos a ver en los demás minuciosamente cada uno de sus errores, que por como se visten, que por como habla x persona, por como se comporta, por su estilo de vida, por su preparación, por que no vive de acorde a la vida cristiana, son algunos de los muchos motivos para hablar de alguien y criticarlo.
Jesús manifestó lo siguiente:
...Dios no me envió a este mundo para condenar a la gente... (Juan 3:17)
Sigamos el ejemplo de Jesus, no condenemos, no critiquemos, por que si él siendo perfecto, sin mancha, sin error tuvo esa postura de no señalar a nadie cómo nosotros teniendo tantos errores, siendo tan pecadores e infieles vamos a condenar y señalar a los demás.
Tenemos tantas cosas de que avergonzarnos que solo el poder de la sangre de Cristo que nos justifica es lo que nos puede dar la libertad y la paz en el corazón, pero al mismo tiempo esa misma sangre nos habla de que solo JESUS, es el único Juez y nadie más.
Vivamos de tal manera que demostremos la gratitud a Dios por que hemos sido justificados y a la hora de ver los errores de nuestro prójimo recordemos cuantas cosas Dios nos ha perdonado.
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