Reflexión:
El chino leproso
—¡Señor, te bendigo porque me permitiste ser un leproso!
La enfermera, extrañada, le protestó:
—Pero...¿cómo podéis dar gracias a Dios por desgracia tal?
—Porque por ella vine al hospital de la Misión y hallé a mi Salvador, y voy al
cielo a vivir con el que tanto nos amó.
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